Celebrar a Don Bosco como padre, maestro y amigo es una linda oportunidad para seguir haciendo realidad sus sueños.
Él nos dejó un tesoro invaluable: su método educativo basado en la razón, la religión y el amor por los jóvenes. Y todo esto, lo hizo realidad en un lugar que consideraba esencial: el patio.
En cada casa salesiana el patio es el corazón de la esencia oratoriana. Es el lugar donde la alegría, el encuentro y los lazos de amistad se vuelven profundos y duraderos, donde se comparten momentos significativos en la vida de todo joven.
Es en el patio y en cada fiesta de Don Bosco donde retomamos el deseo de vivir la santidad como él quería: estando siempre alegres.